En estos tiempos hipermodernos, y ante la ideología del transhumanismo y su intención de construir una sociedad posthumana, emerge con fuerza el paradigma del humanismo avanzado en un contexto de responsabilidad colectiva.
Empezamos a vislumbrar los primeros signos y efectos de la Revolución de la Inteligencia –la cuarta revolución industrial– donde las biotecnologías producirán cambios radicales incluso en la propia naturaleza e interioridad humana. El desarrollo y convergencia de la inteligencia artificial y de las tecnologías emergentes (nanotecnología, biotecnología, tecnología de la información, tecnología cognitiva, robótica, computación cuántica…) tendrán un impacto directo sobre nuestra esencia como seres humanos, sobre la biosfera y la noosfera.
Necesitamos, pues, capacitarnos para actuar con responsabilidad tecnológica en esa nueva etapa de la evolución humana.
Próximamente conviviremos, en paisajes, hábitats y ciudades inteligentes, humanos, mutantes, cíborgs y robots autónomos con personalidad electrónica legalmente reconocida. Por lo tanto, debemos preparar las bases culturales, educativas, psicológicas, ambientales, sociales, políticas, económicas, legales, éticas y espirituales de esa situación inédita en nuestra civilización.
Estamos, pues, en el momento más crucial de la historia humana y lo que se está poniendo en juego no es lo que haremos o dejaremos de hacer, sino lo que SEREMOS de ahora en adelante.
Necesitamos comprender ese cambio disruptivo