En cada una de las páginas se percibe la
invitación a una lectura asidua de la Sagrada Escritura, con el objetivo de
suscitar y alimentar un amor afectivo y constante por los textos bíblicos, en
los que el joven puede encontrar una fuente de vida interior y fecundidad en su
testimonio cristiano.
Como el Profeta Ezequiel, Dios les dice
a cada uno de los jóvenes lectores: “TODAS LAS
PALABRA QUE YO TE DIGA, RECÍBELAS EN TU CORAZÓN Y ESCÚCHALAS ATENTAMENTE” (EZ
3,10)
En la Biblia escuchamos y leemos una
palabra que tiene origen divino, pero que no es lejana. Cada joven puede decir: “ME CONCIERNE, ME INTERROGA, ME INTERPELA,
ME ANIMA, NO ESTA LEJOS DE MI VIDA”